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Este legendario centro de reunión nace a mediados de 1996 bajo el concepto (innovador en aquél tiempo) del cibercafé: un café-bar provisto de computadoras para su renta con el fin de explorar las maravillas de la llamada "supercarretera de la información", la floreciente Internet. Comandada por una familia joven y atendida por dos chamacos con muchas ganas de trabajar, nuestros amigos Sergio y Lalo, empieza a dar servicio. Desde sus inicios llamó la atención de mucha gente que llegó por curiosidad y se quedó por el excelente trato que le daban. Allí se empieza a juntar un grupo de locos que "chateaban" en la vieja RedLatina –red accesible por un programa llamado mIRC, precursor de las redes sociales– hasta formar un grupo de más de cincuenta personas, dando paso a la leyenda del Arrobba, que sería visitado por internautas de todo el país atraídos por la fama de este lugar y de los que allí, prácticamente, vivíamos. Fuera la hora que fuera que llegara uno al Arrobba, se encontraba con uno o más amigos. Incluso las personas que solo iban a rentar computadoras, aseguraban que disfrutaban del ambiente que armaban el grupo de deschavetados que siempre estaba ahi, ya sea en la barra, cotorreando y quitándole el tiempo a Lalo, a Checo, y después al buen Freeman y al NeO, jugando dominó, o simplemente viendo la televisión desde alguna mesa. Lamentablemente todo ciclo tiene un principio y un final: los problemas administrativos y económicos terminaron por mermarlo como negocio, y tristemente cierra sus puertas en abril del año 2000. Varios de quienes pasamos en Arrobba mucho del tiempo en que permaneció abierto tuvimos la oportunidad de estar ahí el ultimo día de labores. A quien escribe estas líneas le toco presenciar cómo quitaban los equipos, desmontaban mobiliario, y empacaban todo para llevárselo: una experiencia difícil para un tipo que allí encontró a quienes hoy en día siguen siendo sus mejores amigos. La huella que dejó Arrobba en muchos de nosotros hace que, a casi veinte años de su extinción, aún le recordemos con mucho cariño. Es por eso que nació esta página en recuerdo de un lugar que siempre nos traerá una sonrisa. Gracias Lalo, Sergio, Neto, Isma, Esperanza y muchos más. Álvaro Becerra Cárdenas (Caifo) |
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